Recuerdo aquel día. La noche de antes no quise pensarlo. Me había entrenado y concienciado a mí misma de no pensar en ello. Pero en aquel instante no pude aguantar las ganas. Me puse el despertador a las 8 de la mañana, o 7 no recuerdo bien; y esperé ansiosa el mensaje mientras iba encendiendo el ordenador.
LLegó el mensaje, y yo no sabía si leerlo o no, por el miedo: miedo a que no me dieran la opción, miedo de no ser elegida. Me armé de valor y lo hice: ¡¡había sido admitida como estudiante de enfermería!! Nota de corte: 10.301 si no recuerdo mal.
(Ahora me pongo a pensar que hubiera sido de mí de no haberme dado la nota para esa carrera en esa universidad. Me hubiera perdido muchísimo.)
A partir de ahí, un verano relajado y sin sobresaltos. Fui a echar la matrícula y me quedé muy sorprendida: la facultad de medicina era enorme, el hall una pasada, con su cuadro de médicos enormemente colgado, y la primera planta con sofás, jarrones y demás. Pensé en un hotel si no hubiera sido por el olor que tanto la caracteriza: huele a sanidad. O al menos a mí me lo parece.
(Cuadro que hay en el vestíbulo)
Y así llegó el día 13, el día de la presentación. ¿Dónde estaba el aula? Mucha gente preguntó, yo me decidí a seguir sin más a la gente. Y la encontré. Empezó la presentación, el aula llena, la gente atenta (que poco duraría). Tras media hora de presentación sonó la puerta: la mitad de los alumnos se habían equivocado de aula y tras andar como ovejas sin pastor por pasillos de la facultad guiados por una mujer que les dijo que ahí no era, llegaron con media hora de presentación hecha. Sillas que pasaban de un aula a otra, gente de pie. Ese iba a ser nuestro día a día: la lucha por el mejor sitio.
Ya en la presentación nos putearon un poquito con el tema novatadas, y ya era el primer día; así como diciendo: preparaos majos.
Clase de fisiología: la primera. Una clase muy interesante sobre funcionamiento del cuerpo humano impartida por las Nachas. Recuerdo la nebulosa de ideas que se nos pasaba a todos por la cabeza en las primeras clases. Era díficil pillar su dinámica y entender el cuerpo a la vez. Sin duda alguna fue la asignatura más catastrófica a la hora de las notas y los aprobados. A decir verdad, las profesoras, Nachas, no ayudaron mucho en esto, puesto que sus exámenes eran de todo menos fáciles. Y es que claro, entre cada carcajada en clase, preguntas sobre la micción o el funcionamiento del riñón, el laboratorio y los grupos sanguíneos de áquellos que decían que no eran de ese grupo... (quizá es adoptado, nadie lo sabe); los seminarios y sus exámenes, y los tochacos de apuntes... pues... la cosa quedó así.
Bioquímica: clase también divertida con la gran Paloma. Yo creo que es una de las profesoras más queridas por su forma de explicar. Es única, va muy rápido pero es clara y concisa. Eso sí, mucha gente se pregunta que hay detrás de ese kilométrico flequillo, yo creo que es un misterio donde la ciencia de los bioelementos no puede llegar. Esa magnífica mujer acabó aprendiéndose los nombres de casi toda la clase, aunque al principio pusiera algún que otro mote como señor del magnesio.
Y Villarino: el hombre del tick en los ojos. Hombre que explicaba siempre con papel en mano. Y no dudo de su sabiduría pero es que... es un poco díficil de entender. Recuerdo un día que estábamos dando la B-oxidación de los ácidos grasos... tanta fórmula pa' aquí y pa' allá, la gente hablando (como siempre y en todas las clases). Eso era un lío. Gracias a Dios eso lo habíamos dado en segundo de bachillerato, y otros se habían comprado los apuntes en el metro.
El año que viene nos veremos las caras en nutrición.
En esta asignatura hubo aprobados y con buena nota. Gran parte se la debemos a Feijoo (¿se escribe así?); porque aunque tenía una pachorra descomunal, nos enseñaba de forma muy básica dejando las cosas de forma fácil. ¡Y tanto! pH 6: ¿ácido o base?
Asigantura con seminarios sobre el número de carbonos de los glícidos, con los EXPERTOS en mano, contemplando a las moléculas en su grado de polarización, en sus cis y trans, alfas y betas.
Sociología: mujeres lobos disfrazadas de corderitos. I.Gentil y su compañera Marta. La una que daba clases interesantes (a mí me gustaban) sobre la sociedad, los problemas de la humanidad y el racismo, entre otros. Y su compañera que nos daba clases sobre violencia de género.
Voy a ser sincera, me esperaba mucho más sobre la violencia machista: esperé impaciente la primera clase y me gustó: fue la primera y la última. Las demás clases se hicieron monótonas y repetitivas. La misma esencia disfrazada bajo otras palabras muy parecidas.
La asignatura de trabajos y más trabajos. Profesoras simpáticas que en el trabajo final... ¡¡zasca!! Esto no me gusta, esto está mal, poco trabajado, inventado, aburrido, me esperaba algo mejor.. bla bla bla bla... De ahi lo de lobos y corderos, no lo hago a ningún mal claro está.
Psicología: clases surrealistas donde las haya. Empiezo por lo mejor... (o lo peor, depende de cómo se mire). Mariló, la mujer de los determinados momentoh. Todo empezó con una coña, pero al final todo se trabó en desesperación... ¿acaso tiene un problema de pronunciación con las s? LLegamos a contar las veces que decía determinados momentoh (su frase favorita) mal dicha: llegamos a contar hasta 24 veces en tan solo una hora. Bueno, pues esta curiosa mujer nos daba clases sobre la psicología de los bebés y los niños principalmente. Clases donde se hablaba de las bocas que ponían los niños... la más famosa: la boca cuadrada; tanto que se llegó a inventar un dicho como: en boca cuadrada no entran moscas, o meditaciones frente al espejo ensayando cómo poner esa forma.
También es famosa esta mujer por hablarnos de la idiosincrasia (gracias a ella jamás olvidaré esta palabra). Nadie tenía idea de lo que era, pero ella hablaba como si de algo cotidiano como la palabra hola se tratara. Alguien le preguntó que era y se sintió ofendida porque supuestamente (mentira) lo había explicado.
También teníamos a otro profesor en psicología: su nombre... mmm ¿profesor Méndez?, lo que sé es que se parecía a Constantino Romero y creo que es más conocido así. Hablaba igual que él y su aspecto físico también era parecido. Sus formas de dar clase para algunos eran como si fuera un documental de la 2. A mí me fascinaban: locura, esquizofrenia, toda la psiquis, los sentimientos, la inteligencia, la memoria...
Y no puedo olvidar al último de esta materia Iván: el hombre de los juegos, las bromas, explicar poco y bien, y el de las clases relajantes los viernes a última hora. Como era fácil, como eran juegos, mucha gente optó por abandonarla, y acabamos yendo menos de la mitad de la clase. Pero creo que sus clases merecían la pena.
Recuerdo que de todas las que teníamos, psicología era de las más divertidas.
Y sus seminarios... ay ay ay. Con el "genial" hombre Javier Urra o defensor del menor como se prefiera. A mucha gente le fascinaba este hombre pues, sí, lo reconozco: sabe muchísimo de todas las cosas. Pero a mí personalmente me parece taaaaaaaaaan tan ¡tan egocéntrico, tan orgulloso y tan poco modesto! tengo un título de no se qué, soy especialista en no se cuanto, era el mejor de mi generación, conseguí una plaza de 5 en toda España... buuuuuuuuuuf. Sus seminarios eran de extremos, o te gustaba hablar en público (tu vida), o te medio escondías porque no querías que te psicoanalizara. A mí al fin y al cabo me gustó: descubrí tantas cosas de la gente que no me esperaba...
Recuerdo un día en que una compañera me pasó la página web de este hombre (pues en un momento de aburrimiento se puso a cotillearle) y no pude contener mi sorpresa cuando vi a este hombre tan peculiar posando en las fotos, cual modelo se tratara, en un parquecillo con arbolitos, así y asá. Fue increíble.
Y sus seminarios... ay ay ay. Con el "genial" hombre Javier Urra o defensor del menor como se prefiera. A mucha gente le fascinaba este hombre pues, sí, lo reconozco: sabe muchísimo de todas las cosas. Pero a mí personalmente me parece taaaaaaaaaan tan ¡tan egocéntrico, tan orgulloso y tan poco modesto! tengo un título de no se qué, soy especialista en no se cuanto, era el mejor de mi generación, conseguí una plaza de 5 en toda España... buuuuuuuuuuf. Sus seminarios eran de extremos, o te gustaba hablar en público (tu vida), o te medio escondías porque no querías que te psicoanalizara. A mí al fin y al cabo me gustó: descubrí tantas cosas de la gente que no me esperaba...
Recuerdo un día en que una compañera me pasó la página web de este hombre (pues en un momento de aburrimiento se puso a cotillearle) y no pude contener mi sorpresa cuando vi a este hombre tan peculiar posando en las fotos, cual modelo se tratara, en un parquecillo con arbolitos, así y asá. Fue increíble.
Anatomía: sin palabras. Hay demasiadas anécdotas aquí. El primer profesor, el de los piojos en costura, (profesor Carmena) (sé que estabamos muy apretados en clase pero majo, que es el primer dia, ten un poco de tacto). Este hombre caía mal a muchos (a mí me gustaba muchísimo, su humor me parecía gracioso); y es que tenía un don para dibujar a dos manos, lo hacía de forma simétrica en la pizarra y con una rapidez increíble. ¿Nosotros los alumnos? Desesperados. No nos debajan llevar los dibujos impresos, todo tenía que ser a mano. Los profesores dibujando rapidísimo y explicando a la vez que dibujaban. Era la clase más temida por la desesperación de no pillar algún nombre de vena, arteria, nervio, hueso, músculo, acción, punta, lado, parte distal, proximal, supina, prono, etc, etc. Además estaba terminantemente prohibido hablar, porque si no no explicaban o iban mucho más rápido. Y tú ahi, en una clase con cien personas, sin mesa, con todos los colores en las piernas, dibujando partes del cuerpo, intentando pillar todos los nombres, los apuntes y las referencias, mirando al profesor para ver como se mueve o como gira, hacia que lado, y sin poder hablar.
Acabábamos locos, hablando, preguntando, y esto era como una gran retroalimentación positiva. No podía parar.
El otro profesor igual de estresante era Krilin (se parecía mucho al de Dragon Ball), el profesor Laguna. Era y es el hombre de la eterna sonrisa, siempre sonriendo, a veces hasta daba miedo. Un cirujano que siempre aprovechaba cualquier ocasión para decirte que sacaras la lengua o para ver tu clavícula. Todo desde el punto de vista médico claro está. Hombre de dibujar escápulas. Señor, ¿cuántas escápulas hemos dibujado? Ya tenemos hasta obsesión con ellas. Escápulafeliz navidad, entre otras. Pero es que si no la hemos dibujado cien veces no hemos dibujado nada. ¡Cuántas relaciones tiene, músculos y nervios tiene la jodia!
He aquí nuestras amigas.
Seminarios con aparato digestivo, respiratorio, cardiovascular y genitourinario, con miles de dibujos, nombres y demás.
A pesar de todo, ha sido una de las asignaturas que más gustan. Claro que experimentar con cadáveres no hubiera estado nada mal.
Después de estas cinco asignaturas llegaron los exámenes de febrero. No hay mucha anécdota aquí: gente estresada por empezar demasiado tarde a estudiar, gente que ya había repasado tres veces todo, gente que ni fú ni fá. Clases medio vacías... o medio llenas. Rombo poplíteo, triángulo de Escarpa y demás en la última semana; así como el tema de la digestión en fisiología. Preparar el trabajo de anatomía, los dibujos, el trabajo de sociología y las exposiciones, sin olvidarnos del trabajo sobre motivación para psicología y el póster de bioquímica.
Cuando llegó la tarde del 4 de febrero y vimos que estábamos libres desde hacía tanto tiempo... quedamos todos y nos fuimos por ahí a disfrutar.
(Que poco iba a durarnos).
Segundo semestre: ¡buah! pensamos la mayoría, ya hemos pasado lo díficil, las asiganturas que viene a continuación son las más fáciles. Esto es pan comido. ¡¡Ghhhchiiiis!! Hachazo. ¿Fácil? Buenoooo, quizá sí... ¿Apuntes? ¡A punta pala!
Fundamentos de enfermería: cómo engaña el nombrecito, lo que en realidad quiere decir es historia y un poco de historia de enfermería. Me dirás tú: cuando pongamos sondas y pinchemos estaremos pensando que hacían las mujeres en la Antigua Grecia. Además las clases eran tan divertidas y dinámicas.... ¡EJEM! No te lo creas, es todo pura ironía. ¿Nuestra profesora? Una sor: Sor Francisca, una mujer tan adorable e irritante a la vez... No habla, silba, y eso molesta mucho. Además su forma de dar clase era... igual de estresante que anatomía, o incluso peor, porque anatomía por lo menos llamaba la atención y era interesante. Cuando acabamos el primer semestre pensamos que no volveríamos a correr tanto cogiendo apuntes. Que equivocados estábamos: en esta clase la sor se dedicaba a poner power points y leerlos. Solo eso. Y claro, siempre se lee más rápido que se escribe. A decir verdad nos sirvió para desarrollar destreza en la mano, y a elaborar estrategias en cuanto a la forma de copiar haciendo que trabajaramos en equipo: tú lo de arriba y yo lo de abajo. Y así sucesivamente.
Eran aburridas sus clases, y sus seminarios ya eran horrorosos. Te plantabas ahí a las 8 de la mañana, después de haberte levantado a las 6 y dormido poco, y ahí sentada escuchando historia... Por si no fuera poco, todos acababan con un trabajito de regalo.
Esta buena mujer, por lo menos, no cambia el examen, y lleva años y años poniendo el mismo examen en junio.
Metodología de la práctica enfermera: pensamiento crítico, planes de estrategias, casos clínicos, juicios diagnósticos y terapéuticos, signos y síntomas. Aunque eran clases teoricass se acercaban mucho más que las demás al entorno de nuestro futuro como profesionales.
Teníamos varios profesores: el primero fue Gallego, que genialidad de profesor, no utilizaba power point ni nada para explicar, solo hablaba y lo explicaba ¡tan bien! Además era muy gracioso y ponía unos gestos un tanto peculiares. Era tan guay...
También tuvimos a Jorge Diz (creo se escribe así), que hombre tan majete y tan basto. Te explicaba algo de algún paciente y lo contaba de forma seria, pero es que hacía gracia cuando lo contaba, porque siempre usaba los tacos, "porque es que hay gente gilipollas que decía que lo de las pastillas se lo pasaba por el forro de los cojones". Era tan campechano...
Eso sí, se iba por las ramas contando experiencias, pero aún así también era muy buen profesor. Recuerdo una cosa que dijo cuando dabamos el test de Tunner creo que era: chicos a los 15/16 años el miembro viril ya ha crecido todo lo que tenía que crecer, así que si es pequeño, lo siento mucho por vosotros, que ya no crece más.
Sus clases eran una risión.
Después de estas cinco asignaturas llegaron los exámenes de febrero. No hay mucha anécdota aquí: gente estresada por empezar demasiado tarde a estudiar, gente que ya había repasado tres veces todo, gente que ni fú ni fá. Clases medio vacías... o medio llenas. Rombo poplíteo, triángulo de Escarpa y demás en la última semana; así como el tema de la digestión en fisiología. Preparar el trabajo de anatomía, los dibujos, el trabajo de sociología y las exposiciones, sin olvidarnos del trabajo sobre motivación para psicología y el póster de bioquímica.
Cuando llegó la tarde del 4 de febrero y vimos que estábamos libres desde hacía tanto tiempo... quedamos todos y nos fuimos por ahí a disfrutar.
(Que poco iba a durarnos).
Segundo semestre: ¡buah! pensamos la mayoría, ya hemos pasado lo díficil, las asiganturas que viene a continuación son las más fáciles. Esto es pan comido. ¡¡Ghhhchiiiis!! Hachazo. ¿Fácil? Buenoooo, quizá sí... ¿Apuntes? ¡A punta pala!
Fundamentos de enfermería: cómo engaña el nombrecito, lo que en realidad quiere decir es historia y un poco de historia de enfermería. Me dirás tú: cuando pongamos sondas y pinchemos estaremos pensando que hacían las mujeres en la Antigua Grecia. Además las clases eran tan divertidas y dinámicas.... ¡EJEM! No te lo creas, es todo pura ironía. ¿Nuestra profesora? Una sor: Sor Francisca, una mujer tan adorable e irritante a la vez... No habla, silba, y eso molesta mucho. Además su forma de dar clase era... igual de estresante que anatomía, o incluso peor, porque anatomía por lo menos llamaba la atención y era interesante. Cuando acabamos el primer semestre pensamos que no volveríamos a correr tanto cogiendo apuntes. Que equivocados estábamos: en esta clase la sor se dedicaba a poner power points y leerlos. Solo eso. Y claro, siempre se lee más rápido que se escribe. A decir verdad nos sirvió para desarrollar destreza en la mano, y a elaborar estrategias en cuanto a la forma de copiar haciendo que trabajaramos en equipo: tú lo de arriba y yo lo de abajo. Y así sucesivamente.
Eran aburridas sus clases, y sus seminarios ya eran horrorosos. Te plantabas ahí a las 8 de la mañana, después de haberte levantado a las 6 y dormido poco, y ahí sentada escuchando historia... Por si no fuera poco, todos acababan con un trabajito de regalo.
Esta buena mujer, por lo menos, no cambia el examen, y lleva años y años poniendo el mismo examen en junio.
Metodología de la práctica enfermera: pensamiento crítico, planes de estrategias, casos clínicos, juicios diagnósticos y terapéuticos, signos y síntomas. Aunque eran clases teoricass se acercaban mucho más que las demás al entorno de nuestro futuro como profesionales.
Teníamos varios profesores: el primero fue Gallego, que genialidad de profesor, no utilizaba power point ni nada para explicar, solo hablaba y lo explicaba ¡tan bien! Además era muy gracioso y ponía unos gestos un tanto peculiares. Era tan guay...
También tuvimos a Jorge Diz (creo se escribe así), que hombre tan majete y tan basto. Te explicaba algo de algún paciente y lo contaba de forma seria, pero es que hacía gracia cuando lo contaba, porque siempre usaba los tacos, "porque es que hay gente gilipollas que decía que lo de las pastillas se lo pasaba por el forro de los cojones". Era tan campechano...
Eso sí, se iba por las ramas contando experiencias, pero aún así también era muy buen profesor. Recuerdo una cosa que dijo cuando dabamos el test de Tunner creo que era: chicos a los 15/16 años el miembro viril ya ha crecido todo lo que tenía que crecer, así que si es pequeño, lo siento mucho por vosotros, que ya no crece más.
Sus clases eran una risión.
También teníamos a Amelia: una mujer con un parecido razonable a Peplau (una teórica de la enfermería). Mujer con el pelo muy rizado, muy maja y lenta en sus explicaciones. El día que se alisó el pelo parecía otra mujer.
Y por último a María Antonia, la mujer del pensamiento crítico. Tampoco puedo decir mucho más de esta mujer porque tampoco hacía nada raro. Era una de las pocas normales en la docencia.
He de decir que estos cuatro profesores también impartían clases de vez en cuando sobre Fundamentos.
Productos sanitarios: el nombre lo dice todo, aunque nos engañó a muchos. En mi vida había pensado que en un hospital podría haber tanto producto. Una asignatura útil si te quedas con lo básico, pero es que había tanto que estudiar que así no se puede. Pensabamos que estaría tirada, unas cuantas agujas, materiales de quirófano y poco más.... Já já já. Y yo me pregunto, ¿acaso no hay mejor forma de aprendértelos que trabajando con ellos? Parece ser que no. Que hay que estudiar los productos, sus formas, sus materiales, los colores, el calibre y los tipos. Estoy de acuerdo que en unos meses en los hospitales estaremos mucho más familiarizados con ellos. Sí, no te digo yo que no; pero será así en lo básico. Yo no me acordaré de que el azul es X gauges, de un calibre de no se cuantos mm, y que la curva de la sonda vesical acodada es para esto otro. Así como tampoco sabré cuando saque sangre que estoy cumpliendo con la normativa vigente 93/42 sobre PS, que han seguido unas normas armonizadas y que son de clase IIa o IIb por el anexo IX de 1591/2009. Y si a esto le sumamos que los PS en general tenían una norma, los de diagnóstico in vitro otra, y los implantables activos otro tanto de lo mismo; que se clasificaban en cuatro categorias pero había 17 reglas con excepciones y que... tenías que aprendértelas todas, pues era para pegarse un tiro.
Y no solo eso, distingue tú un EPI de un PS, un guante igual, pero uno con uso de protección (señoras de la limpieza por ejemplo) y otro para proteger al paciente, pero también te proteges a tí mismo, y.... esta es la forma de acabar con una rallada mental. Gracias a Dios conseguimos entenderlo todo y acabamos aprendiéndonos todo. (O casi todo).
Profesores de esta materia: J. Luis: hombre de acento peculiar que explicaba leyendo pero con un arte característico. Ese hombre nos hacía entender que sabía de todo, de todos los productos. Lo que le falló fue darnos las primeras clases, todas ellas sobre legislación... se le cogió un poco de tirria por ello. También era el coordinador de la asignatura y era él quien daba la cara en los ejercicios, donde los alumnos criticaban la validez de éstos. A pesar de todo, era un buen hombre.
Luego teníamos a Carmen, esta mujer era muy graciosa, nunca se estaba quieta, se paseaba por la clase dando grandes saltos, y mostrándonos los productos. Tan pronto te llegaba uno, que estabas desenado cogerlo, venía ella y te lo quitaba para poder explicarlo. Y cuidadito con las preguntas que hicieses, porque te sacaba en mitad de la clase y hacía prácticas contigo. Recuerdo un día en que una chica preguntó como se ponía un pañal a un anciano (si era igual que con los bebés): pues la puso de pie y le colocó un pañal de tamaño XL. Fue muy gracioso.
Y Norma, pequeñita y aunque de físico seria, era muy graciosa. Tenía anécdotas divertidas. En las excursiones al Clínico parece ser que le habían puesto un petardo en el culo porque iba rapidísimo para que la gente pudiera ver todo. Muy peculiar y maja esta mujer.
También teníamos a los enfermeros que venían a darnos clases medio prácticas sobre vendas, sondas, fístulas, electromedicina, catéteres, marcapasos, etc.
Y las geniales excursiones a la fábrica de Tegosa en Toledo, donde nos dieron una variedad de regalos, y las visitas al Clínico y Gómez Ulla.
Informática: muy bien, se preguntarán, ¿qué pinta aquí en esta carrera la informática? Pues mira, para hacer trabajos todas las semanas, aprender sobre el funcionamiento del campus, blogs, chats, historia de internet, la sanidad en la red y algo más. Clases muy muy divertidas con D. Carabantes. Para unos inútiles, para otros conocimiento general. A mí me sirvió para aprender cosas guays sobre la tecnología que no sabía. Y a decir verdad era muy fácil de aprobar, y los exámenes eran vía on-line, en tu casita, con tus autoevaluaciones y todo. La gente odiaba a este profesor porque era muy directo y vacilaba mucho a la gente. Pero es que lo dejaban a huevo, y había preguntas tan estúpidas que un buen hachazo era lo mejor de lo mejor. David chapó pá tí.
Salud pública: ello se resumen en: medio ambiente & sanidad, epidemiología, estadística y estudio de la población.
Empecemos con Pilar Mori: mujer especial que nos dejaba copiar a nuestro ritmo en clase. ¿Ya? y la gente a coro como si en el circo estuviéramos... nooooooo, esperaba 10 segundos y... ¿ya puedo pasar? nooooo. Y así durante una hora de clase. Bff, a mí me ponía nerviosa. A la gente le gustaba porque nos dejaba tiempo, pero es que de verdad, con solo evitar la preguntita y a la gente desesperada gritando: ¡no, no, no, no pases por favor! hubiera preferido que fuera rápido. Esta mujer era buena, pero nos cogió manía con cierta razón por hablar tanto en clase. Pero es que había cosas muy tontas en los apuntes, muchas faltas de ortografía y también cosas útiles. Después de cada tema, una foto sobre naturaleza.
Y luego el gran Pacheco: con estadística, epidemiología, pruebas de laboratorio y población. Era genial este hombre. Mucha gente no entendía como explicaba pero lo hacía bastante bien. Recuerdo sus "exámenes sorpresa", sus obsesiones sobre el cáncer de pulmón y el tabaco, sus preguntas fáciles y rebuscadas sobre matemáticas y el hecho de sacarnos a la pizarra, lo cual molaba, a mi porque me recordaba al instituto, a la gente porque perdíamos tiempo de clase.
Y los seminarios con Sonsoles midiendo el ruido por ciudad universitaria con el microfonito (anda que quien nos viera), o preguntando a la gente su peso, su estatura, etc. Recuerdo en el primer seminario cuando nos pesaron y midieron, todos más bajos y pesando más... algo fallaba ahí jajaja. O los seminarios en el aula de informática con excel, sobre varianza, media y demás de los grupos, y haciendo tablas de contingencia y diagramas con los resultados.
Tambiél el de bioquímica Feijoo nos dio un seminario aquí en el aula de ordenadores, sobre lo de los problemas de casos-controles, cohortes y demás. Teniendo en cuenta la pachorra que anteriormente he citado sobre el buen profesor, que el seminario se adelantó a la clase explicada y que por primera vez, el seminario no conllevaba trabajo, nos dedicamos a investigar el chat-muro de informática en la clase.
Después de una larga jornada recolectando miles de hojas de apuntes (sobretodo de productos sanitarios y fundamentos), nos pusimos a estudiar como cerdos, para intentar aprobar, ya que cinco asignaturas, cinco exámenes; bueno, o cuatro, si contamos que infórmatica lo había aprobado el 95% de clase y solo irían aquellos que quiseran subir nota. Total, cinco días a la semana, cinco exámenes, ahí, todos seguiditos de la mano, uno detrás de otro, a horas del mediodía sin 24 horas entre uno y otro, con toneladas de apuntes, y tan solo con un fin de semana de margen después de la última clase. Viva la organización del centro. Y viva nuestra organización por haber salido bien de este curso.
¿Qué nos deparará el próximo curso? Medio año de prácticas, medio año con farmacología, nutrición y demás. Hemos salido indemnes este año. Algunos con todo aprobado, otros con alguna que otra para el año que viene. Es que lo hacen porque quieren tanto a nuestros profesores que no quieren decirles adiós todavía porque los quieren mucho, y como les da vergüenza reconocerlo pues han decidido dejarse alguna para seguir en contacto con ellos.
Ha sido un año genial, donde todos hemos entablado amistad con nuestros ahora amigos y que no olvidaremos porque ha sido único e irrepetible.