lunes, 18 de junio de 2012

Una gran sorpresa.

Como pude publicar hace un año más o menos, no soy de esas personas que cuentan los días que faltan para que llegue su cumpleaños. Es un día normal, en el que tu carné de identidad manifiesta que, efectivamente, tienes un año más que anotar. Como siempre digo, la edad es una cosa que se constituye a lo largo de los días, no solo en uno. Además la edad se lleva dentro: puedes cumplir muchos años y seguir siendo joven, joven de mente y espíritu.

Pero no va al caso, yo quiero hablar de mis amigos. Ellos han intentado que ese día tan insignificante para mí haya adquirido cierto color especial. El mismo día de mi cumpleaños, vinieron a mi casa a darme una sorpresa con una tarta. Lamentablemente no estaba yo allí porque me había ido antes a dar una vuelta yo sola porque me aburría en casa. Pobrecitos. No tenía ni idea de que irian a mi casa, en ese caso, no les hubiera jodido el plan. Fue algo gracioso la verdad.

Pero me avisaron de que la cosa no acabaría ahí, y fue cuando llegó la sorpresa. Otro día de la semana, varios días después, recibí un mensaje bastante sospechoso de una amiga mía. Sabía que llegaba el momento de enfrentarme a lo que me hubiesen preparado. En ningún momento pensé que la sorpresa sería tan genial, tan original. Me han superado con creces. Aunque llevaba en mi mente la idea de que ocurriría algo, no me esperaba nada igual. Todos, en el punto de encuentro habitual y normal, a la misma hora de siempre, con caretas con mi cara (y una cara mía horrible, todo hay que decirlo); y levantando pancartas con mis paridas y frases más célebres: feromonas, lo del ajo y la leche, el colgate triple acción, entre otros. FUE ABSOLUTAMENTE GENIAL AUNQUE LLEVARAN ESA CARA TAN FEA, que al fin y al cabo es donde reside la gracia del asunto. Todos, estaban absolutamente todos antes o después. Y aunque ciertamente no era el día ya de mi cumpleaños, me hicieron sentir genial después de varios días con carácter hostil por la edad cumplida.

Me quedo sin palabras para decir lo increibles que pueden llegar a ser.


Como no, no puedo faltar a nombrar también a mis amigas de la universidad, que hicieron posible que pudiera ir por primera vez al estadio de mi equipo favorito. Muchas gracias.


Espero poder devolver a todos, los momentos tan estupendos que me haceis pasar.

domingo, 3 de junio de 2012

Cuando te encuentras en el medio.

El medio es una recta que abarca toda la longitud que quieras entre dos puntos. Puede ser infinito o puede no existir: pero no entonces no habría medio, y tú no podrías permanecer en él. Entonces ¿cuando estás en el medio? Cuando por múltiples factores se alarga la distancia entre dos puntos. Pero la cosa de medio no queda solo ahí, una figura con más puntos como un triángulo o un icosaedro también tiene su punto medio tridimensional si lo quieres ver; incluso voy más allá: un círculo también tiene su punto medio, llámese centro, o punto medio del diámetro que une dos puntos de una circunferencia en una sola línea.

¿Vaya lío no? A veces las cosas serían más fáciles si no hubiera medios en los que encontrarte. (Ya sea entre dos personas: dos puntos; por tí mismo en la circunferencia, o por más miembros involucrados).
Pero entonces habría dos opciones: o todo es muy feliz y bonito y no hay problemas,o hay problemas y no se solucionan, dando lugar a un punto medio casi constante; y digo casi porque quizá abandonas ese lugar con el olvido o la ignorancia, pero de algún modo u otro no sales de ahí.

¿Cómo podemos abandonar ese lugar tan incómodo y en el cual no queremos estar? Yo creo que la solución más fácil, económica y segura sin lugar a error por teléfono escacharrado (pepito me dijo esto, y juan ello, asi que te digo aquello, siendo aquello diferente a esto) es HABLAR.
¿Qué fácil se ve no? A la hora de la verdad es bastante díficil, porque una cosa tan sencilla como es hablar no tiene siempre un resultado de comunicación, o sea, que el emisor lance un mensaje y el/los receptores lo entiendan en el sentido que el emisor quiere. Las tecnologías como whatsapp, redes sociales y demás están provocando en cierto modo una mala e incorrecta utilización del uso de la comunicación.
Siempre he pensado que las cosas mejor se dicen de persona a persona (o a la cara), que por estos lugares no se entiende ni se interpretan de forma correcta las cosas, que dan lugar a mucha fantasía y película, por no poner a veces una simple coma.

Pero lo complicado a veces, de estar en medio, no es solo el mero hecho de estarlo, varía mucho cuales son los puntos que se tienen que unir para cerrar la brecha. Si tú eres el centro y los puntos están cerca, quizá puedas estirar los brazos para unirlos, o quizás no. Pero sería útil unirlos al menos una vez más, de tal forma que, se entiendan o no, podrían volver a ser un punto sin distancia ni medios, o dos puntos independientes: por lo cual ambas soluciones tienen como final  acabar con las distancias incómodas y de ahí los problemas.

Un medio debe preocuparse en que los puntos coincidan al menos una vez más, si no lo intenta la distancia entre ellos se haría más larga y con ello se permanece por siempre en ese lugar.

Todo reside en el hecho de la comunicación como mejor arma para solucionar las cosas.

martes, 20 de marzo de 2012

Fotocopias mal hechas.

Necesito escribir esto simplemente como algo de apoyo al profesor de nutrición: aunque bien sé que nunca lo va a leer. Es como un pequeño homenaje.

Mi profesor de nutrición es ese profesor excelente que sabe enseñar. Se preocupa por que sus alumnos entiendan bien las cosas, e intenta explicarlo una y mil veces hasta que lo entiendes. Repite sus frases o cambia su forma de explicar si ponemos alguna cara rara.
Es un profesor bastante sabio aunque parece joven en edad, y si hacemos una pregunta cuya respuesta desconoce se encarga de buscar en su tiempo libre y al día siguiente viene con tu respuesta.
Su forma de dar clase es dinámica y no se apoya en unas presentaciones que quieren ser leídas para aburrir a los alumnos. De vez en cuando suelta alguna gracieta e intenta que nos apasionen los temas tanto como a él.
Para mi gusto: y yo que soy una "criticona" de los profesores, este profesor es un magnífico docente, y en mi opinión es uno de los mejores profesores que he tenido, de esos que merece la pena recordar.

Pues bien, hoy era el día en el que nos estrenábamos con un examen suyo: tipo test de 51 preguntas.
Nos ha repartido los exámenes y nos ha alertado para que miráramos si estaban todas las preguntas. Mirando solo la última página hemos descubierto que en realidad había 47. Para nuestra sorpresa al abrir las demás páginas, había preguntas intercaladas. Faltaban las hojas pares.
Imaginaros nuestras caras. Mejor: imaginaros la cara del profesor.
Para mí sorpresa, nadie se ha reído, nadie ha sonreído, todos hemos sentido un pellizco de tristeza y compasión por este profesor. Los encargados de la fotocopia habían metido bien la pata y ahí estábamos nosotros con un examen de 27 preguntas.
Aunque debería haber saltado de alegría, en ese preciso momento me han entrado ganas de coger mis cosas y largarme. Este profesor no se merecía eso. 
No es el típico profesor capullo que te pone preguntas rebuscadas para que suspendas. No. Piensa en nosotros. Quiere aprobados. (Y desde luego, creo que aprobaremos más del 95%.)
Y ahí estaba él, que no queriendo un rechazo, nos ha dejado hacer ese corto examen sin aplazar la fecha del examen o alargando el tiempo para hacer nuevas fotocopias. 
Me he sentido muy triste al acabar mi examen. Espero que nunca os lo hayan hecho, pero hacer un trabajo y que luego te tiren la mitad a la basura tiene que joder bastante. Me pregunto cómo se sentirá él en estos momentos.

Por lo que muchos podáis pensar, no me gusta este profesor si os referís a lo sentimental (no soy de esas por Dios). Simplemente intento valorar un trabajo bien hecho. Y estoy segura de que muchos compañeros piensan lo mismo que yo.
Quizá podéis pensar también que debería haber mirado antes los exámenes. Pero es un hombre bueno y confiado y seguramente pensaba que los otros habrían hecho bien su trabajo. Y también he de decir que venía con traje: como he dicho antes es un hombre bastante listo y tiene conferencias aquí y allá; no me extrañaría que hubiera venido corriendo de una de ellas.

A mí se me ha caído el alma a los pies. Y necesitaba escribirlo. Perdón por mis faltas ortográficas y mi poca coherencia lingüística: lo he escrito como me ha ido viniendo de la cabeza.

domingo, 12 de febrero de 2012

Arrepentirse de una decisión

Hay momentos en la vida en los que una decisión, por tonta que sea, puede marcar el futuro en tu vida. Un sí o un no en un momento determinado puede significar tan poco como el peso de las palabras en el aire; o quizá puede ser definitorio: una bifucarción en tu camino en el que eliges una senda y por ella debes caminar, sin poder cambiar de sentido porque el tiempo sella tus pasos.

Y no hay nada malo en la elección de uno u otro. Lo peor que puede haber es el arrepentimiento que puede ser causado en tu cabeza. Ese ¿y si? tan famoso y característico, ese que tantas veces nos hace dudar, nos hace ponernos en la palestra de nuestro propio juicio.
Lo perjudicial de esto, en personas tan indecisas como yo, es elegir una senda cuando en realidad quieres coger la otra. ¿Por qué de todo esto? Tiene explicación, puede ser miedo a las opiniones de los demás, vergüenza por demostrar lo que interiormente y realmente habita en tí, temor por lo desconocido... En consecuencia cosas vagas y ajenas a tí, que como diría una amiga en proceso de ser psicóloga, cosas que harías si estuvieses sola, y que la gente inhibe.
¿Acaso no muestra esto una falta de seguridad en sí mismo? Si estás todo el tiempo dependiente del qué dirán, cómo se lo tomarán, entonces, nunca elegirás la senda correcta en todo esto.

Algo dentro de mí me hace creer que existe potencial. Una ayuda viene bien, y a veces es muy necesaria. Sin embargo creo que esto se puede solucionar por cuenta propia. Las palabras clave son: valor y honestidad consigo mísmo.
(Haber quien es el listo que lo cumple).

lunes, 2 de enero de 2012

Monólogo de contradicciones.

-Lo peor de ser cobarde es darse cuenta y no hacer nada para remediarlo.
-Y ¿cómo es eso posible?
-Hay momentos en la vida en la que quieres ser feliz junto a la gente que quieres, pero tu cara refleja otra cosa.
-Pensaba que creias ser buena actriz.
-Si tuviera algo de fe en mí misma lo sería, y ahora... ¿se puede saber qué me pasa?
-Más que cobarde eres ingenua.
-Pasan cosas delante de mí y no soy consciente.
-Lo que pasa es que vives en un mundo de color rosa, con arcoiris y piruletas, y la vida no es así. Hay momentos duros y hay gente que está ahí para ayudarte y/o consolarte.
-Y dime tú, ¿cómo quieres que espere que la gente me aprecie, si apenas (días si y días no) puedo hacerlo yo?
-Se supone que si están ahí es por algo, no creo que sea solo por unos momentos o porque puedas hacer alguna gracieta y hacerles pasar el rato.
-Sé que son amigos, y me lo han demostrado en numerosas ocasiones. El problema no lo tienen ellos. Lo tengo yo.
-Cuéntales lo qué te pasa por la cabeza.
-Me siento vulnerable al hacerlo, no quiero causar lástima.
-¿Te arrepentirás de la entrada y la borrarás?
-Probablemente. Soy un cúmulo de imperfecciones. ¿Sabes qué? También soy insegura.
-Te da miedo el rechazo.
-No sería la primera vez. Pero no me gusta fingir. Soy como soy, intento ser mejor persona cada día. Y cuanto más empeño pongo, peor lo hago. A veces pienso que la gente sería más feliz si no me conociera.
-Pero tú ¿serías más feliz?
-No, no cabe duda. Estaría sola y aislada, pero es que no soporto que la gente pueda llegar a sufrir por mí. Creo que no se lo merecen.
-O sea, que la gente puede estar para lo bueno pero no para lo malo. ¿Qué clase de relación con alguien es esa?
-Me da miedo la pérdida también.
-Pues una cosa te digo, cualquier persona que te aprecie debería darse cuenta de esto y estar ahí, y si se va te quitas a alguien que no merece la pena.
-Repito: no me gusta dar lástima.
-No consiste en dar lástima. ¿O acaso no crees que los demás también sufren? ¿Si alguien al que tú quieres sufre, acaso no te gustaría estar ahí con él e intentar animarlo?
-Volaría si hiciese falta.
-Creo que entonces los demás también tienen esa opinión.
-Lo sé.
-Sí, y sé que sabes que es lo que te falla, sabes reconocer tus errores, pero no sabes reconocer tus virtudes.
-Entonces, ¿por qué no hago nada para remediarlo?
-Hay veces que se necesita un empujón. No intentes ser tan solitaria, tan autosuficiente. Reconocer los límites de cada uno y dejarse ayudar no es malo.
-Mi problema es que la teoría me la sé a la perfección, pero no sé como llevarla a la práctica.
-Intentas complacer a todo el mundo, y no te digo que eso sea malo, pero te vas consumiendo poco a poco. No se puede ser perfecto y no se puede querer serlo. Es imposible, puedes volverte loco. La vida consiste en dar y recibir, dar y recibir. Consiste en reciprocidad. Entonces me parece perfecto que intentes complacer, pero no te olvides de tí misma.
-Pero hay más...
-Si todo lo sabes ya, yo no puedo hacer más. Tú solita sabes a lo que puedes aspirar. Confío en tí.
-Yo intentaré hacerlo. Quiero mejorar y no caer en estos círculos cerrados que sólo hacen empeorar mi estado de ánimo y hacer empeorar el de la gente que quiero. Basta ya. Creo que sé lo que tengo que hacer. Muchas gracias.


Conflictos de pensamientos que hacen que me desahogue y que me ayudan a ser feliz. FELICES FIESTAS.