Como pude publicar hace un año más o menos, no soy de esas personas que cuentan los días que faltan para que llegue su cumpleaños. Es un día normal, en el que tu carné de identidad manifiesta que, efectivamente, tienes un año más que anotar. Como siempre digo, la edad es una cosa que se constituye a lo largo de los días, no solo en uno. Además la edad se lleva dentro: puedes cumplir muchos años y seguir siendo joven, joven de mente y espíritu.
Pero no va al caso, yo quiero hablar de mis amigos. Ellos han intentado que ese día tan insignificante para mí haya adquirido cierto color especial. El mismo día de mi cumpleaños, vinieron a mi casa a darme una sorpresa con una tarta. Lamentablemente no estaba yo allí porque me había ido antes a dar una vuelta yo sola porque me aburría en casa. Pobrecitos. No tenía ni idea de que irian a mi casa, en ese caso, no les hubiera jodido el plan. Fue algo gracioso la verdad.
Pero me avisaron de que la cosa no acabaría ahí, y fue cuando llegó la sorpresa. Otro día de la semana, varios días después, recibí un mensaje bastante sospechoso de una amiga mía. Sabía que llegaba el momento de enfrentarme a lo que me hubiesen preparado. En ningún momento pensé que la sorpresa sería tan genial, tan original. Me han superado con creces. Aunque llevaba en mi mente la idea de que ocurriría algo, no me esperaba nada igual. Todos, en el punto de encuentro habitual y normal, a la misma hora de siempre, con caretas con mi cara (y una cara mía horrible, todo hay que decirlo); y levantando pancartas con mis paridas y frases más célebres: feromonas, lo del ajo y la leche, el colgate triple acción, entre otros. FUE ABSOLUTAMENTE GENIAL AUNQUE LLEVARAN ESA CARA TAN FEA, que al fin y al cabo es donde reside la gracia del asunto. Todos, estaban absolutamente todos antes o después. Y aunque ciertamente no era el día ya de mi cumpleaños, me hicieron sentir genial después de varios días con carácter hostil por la edad cumplida.
Me quedo sin palabras para decir lo increibles que pueden llegar a ser.
Como no, no puedo faltar a nombrar también a mis amigas de la universidad, que hicieron posible que pudiera ir por primera vez al estadio de mi equipo favorito. Muchas gracias.
Espero poder devolver a todos, los momentos tan estupendos que me haceis pasar.