Me queda mucho por ver y aprender, pero mientras tanto, he aquí otra historia.
Quería dejar reflejado aquí dos casos muy opuestos, con cierto grado de similitud, y que después de todo lo que he visto he de confesar que es lo que más me ha impactado. No impactar de eso que te hace llorar, no. Todavía no ha llegado el caso, y eso, señores y señoras, sería otra historia. Es impacto de ese que te hace pensar, reflexionar sobre tu vida.
Me encantaría contarlo todo con más detalle pero por respeto a la Ley de Protección de Datos, y sobre todo a las protagonistas de este relato real y auténtico, voy a contar la base de mi por qué moral.
Sucedía en la urgencia, paciente de 16 años que entraba por intento autolítico. Se había tomado 6 cajas de medicación con efecto en el SNC, ademas de cortes en miembros superiores e inferiores. Solo 16 años... no toleraba tratamiento y vomitaba el carbón activado. Era una escena muy impactante, tan joven, tan frágil y tanto sufrimiento. Sentí lástima. Me pregunté por qué alguien tan pequeño, que tiene muchas oportunidades en esta vida, decidía acabar con su vida. [¿Cuáles son los motivos que te impulsan a esa situación? Me parece complejo, y excluyendo llamadas de atención; pienso que tienes que estar al límite de la desesperación para afrontar y sobre todo tener el valor para intentar ponerle fin a una vida cuando todavía se tiene mucho que vivir].
El otro polo opuesto, y caso más impactante aún, lo vi cuando fui a la UVI a hacer una visita a una compañera del gremio. Este caso me impactó porque vi a la chica en sus fotos, de cuando estaba bien, de cuando era feliz, de cuando sentía. Tras hacerlo miré la cama una vez y otra vez las fotos, y así estuve mucho tiempo. ¿Era la misma?
Ese rostro tan bello e inexpresivo había sonreído a la cámara tiempo atrás, había sonreído a la vida. Y por injusticias de la vida (ajenas a otras personas o a accidentes), en 24 horas una hemorragia cerebral la dejó dependiente total para las AVD, sin habla, con deterioro cognitivo.
Ese rostro tan bello e inexpresivo había sonreído a la cámara tiempo atrás, había sonreído a la vida. Y por injusticias de la vida (ajenas a otras personas o a accidentes), en 24 horas una hemorragia cerebral la dejó dependiente total para las AVD, sin habla, con deterioro cognitivo.
Y es entonces cuando pienso ¡que injusta puede ser la vida a veces!
La misma edad, una sin ganas de vivir pero viviendo; la otra, con ganas de vivir: una vida por delante de sueños sin cumplir y sin poder hacerlo.
En temas de salud una nunca sabe cuando va a pasar algo malo. De repente estás bien y en un momento todo cambia y tu mundo se vuelve patas arriba. Lo sufres tú y sufre tu círculo más cercano.
Siempre intento ser positiva y trasmitir alegría y no pienso dejar de hacerlo. Sin embargo a veces cuesta hacerlo cuando ves que criaturas tan nobles y pequeñas pueden pasar por cosas por las que nadie debería pasar nunca.
Mi pensamiento es el siguiente:
-¿Para qué ahorrar tanto si quizá no lo podrás disfrutar? ¿De qué sirve estar enfadado con alguien? La vida es efímera, así que se feliz, haz feliz a los demás. HAZ QUE POR LO MENOS MEREZCA LA PENA.