sábado, 29 de noviembre de 2014

Al mal tiempo buena cara

Muchos pueden pensar que no tengo motivos ni razones. Y en cierto modo puedo darles la razón, pues no estoy pasando por mi mejor momento laboral y sentimental. 
Pero... ¿sabéis qué? (me permito tutearos, no os ofendáis); me siento bien conmigo misma, y esto señores, es muy nuevo porque siempre me estoy quejando. Me siento bien, me siento segura de mi misma. Es por esto que quiero escribirlo. 

Quiero deciros, que sí. Que hay momentos malos, que hay gente mala, que muchas veces la suerte no está de nuestro lado, y que cuando pensabas que algo no podía ir peor pasa algo que te hace tocar fondo. Sí, soy consciente de todo ello, y también de que en mi joven vida todavía tengo mucho que llorar y sufrir... pero también reír y pasarlo bien. Y es por eso por lo que, a pesar de no estar en mi mejor momento, me puedo considerar una persona feliz. Feliz porque lo intento dar todo por los demás, porque me gusta ayudarlos y porque eso me llena tanto que, incluso a veces, mis pequeños problemas pasan a segundo plano.

Feliz porque tengo una familia maravillosa. Porque tengo unos amigos de los que puedo presumir ante los demás. Porque me encanta mi profesión. Porque a pesar de haber pasado un mes complicado, he resurgido en mi MEJOR YO hasta ahora (o eso creo). 

Feliz porque he sabido plantar al mal tiempo buena cara.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Anécdotas de estudiante de enfermería parte II

Segundo. Año de prácticas y teoría. Año donde ya habíamos dejado la facultad casi para siempre (a excepción de algún seminario y de los exámenes). Año en el que decides realmente si estás preparado para seguir adelante con tus estudios.
Dicen que segundo es el curso que más cuesta, el de las asignaturas más complicadas, donde más hay que estudiar y donde tienes un cúmulo de pensamientos e ideas rondándote por tu cabeza. No solo lo "dicen", ahora finalizado el curso, yo también lo digo.

Bueno, mejor comenzar hablando de cómo fue el principio...
Voy a hablar desde mi punto de vista, sobre cómo lo he vivido yo. 
Según sorteo de iniciales de los apellidos, a todos los alumnos nos dividen en dos días para hacer la matrícula. Los del primer día tienen las plazas libres para escoger según demanda; los del segundo día solo tienen libre las plazas que han dejado los del día anterior.
8:00 AM segundo día de matrícula, voy llegando a la facultad con una gran sonrisa en la cara. Echaba de menos ese lugar y mi mente se iba llenando de recuerdos. A pesar del madrugón (tardo una hora en llegar) en esos momentos me invadían las ganas de volver a empezar, además pensaba que sería de las primeras en escoger porque era muy pronto. ¡Cual fue mi sorpresa cuando subí las escaleras y vi una cola con unas 100 personas dispuestas a matricularse!
El terror me invadió: tenía claro el hospital en el que quería estar y me daba miedo no poder estar en él. La gente había acampado a las puertas de la universidad para poder escoger sus preferencias. 
Yo tuve suerte y tuve plaza en el hospital que quería, sin embargo hubo unos cuantos que tuvieron que resignarse y pedir lo que aún quedaba libre. Para mí, este hecho tuvo unas consecuencias muy buenas. Primero: pensaba que iría sola a ese hospital, y al no haber plazas en los más céntricos, algunas de mis amigas y compañeras lo escogieron. (Y aunque luego cada una estuvo en su planta y apenas nos veíamos si que podíamos comparar la situación. Al principio quedábamos en los descansos en la cafetería, para presumir sobre lo que habíamos hecho y no; pero no duró mucho: lo cambiamos por el desayuno en el estar, con ganas de trabajar más pero con altas posibilidades de que interrumpieran nuestro desayuno para ir a poner/quitar la cuña o cambiar el pañal a alguien: muy agradable sí).
Segundo: para las clases teóricas no quedaban plazas libres en el turno de mañana y me pillé el de tarde: mejor turno, menos gente, mejores profesores y mucha más atención.


Muy ilusionada por estar en el hospital que elegí, fui a comprar los pijamas y los zuecos. En segundo empezamos las prácticas en el primer semestre y dejamos la teoría para el segundo.

Muy nerviosa me presenté en el hospital el primer día. Nos esperaban en el salón de actos y estábamos todos muy pero que muy excitados. Nos explicaron que en el 12 de Octubre (hospital donde yo he empezado a formarme) el primer año no habría rotaciones y que debíamos asistir a algunos seminarios teóricos complementarios a la práctica. Debíamos hacer un trabajo: un plan de cuidados escogiendo a un paciente que tuviésemos.
A continuación se realizó el reparto de plantas, la foto y el carné de trabajador en el que claramente ponía estudiante. (El carné es mágico, te hacía ir por las plantas como si fueras una pieza que encajaba en ese conjunto de gente con pijamas verdes y blancos).

He de decir que al hablar de las prácticas no puedo ser otra cosa que subjetiva, porque cada planta es diferente, cada uno teníamos un supervisor y un profesor adjunto. Con estas variantes el aprendizaje es distinto, y no puedo poner en boca mía las experencias vividas por los demás, cosa con la cual además me quedaría corta contando cada una de las aventuras vividas.
Por ello voy a resumir la mía.

Tuve suerte en el reparto de plantas: cirugía digestiva, quinta derecha. Una planta de gente joven, con una supervisora ejemplar, divertida y graciosa, que no nos hizo la vida imposible (otras supervisoras a otros compañeros sí). Con residentes de medicina que fueron unos grandes compañeros y con los PACIENTES que son lo mejor de un hospital. Cada uno único, diferente y maravilloso, que hacen de esta profesión una experiencia cálida y a veces torpe, que te hace crecer como persona. Te hacen darte cuenta de la crueldad y del egoísmo y te curan de humildad.
En mi planta he aprendido mucho. A todos los que lean esto, si sois estudiantes de primero o téneis ganas de hacer enfermería, os voy a dar un consejo: es importante que preguntéis el por qué de las cosas que se hacen, PREGUNTAD y que no os dé miedo hacerlo, a enfermeras, a médicos, a auxiliares y celadores. Vais a ganar muchos conocimientos y eso motivará el que os enseñen muchas cosas más.

En principio primero de prácticas está dirigido para aprender el entorno de un hospital, y para aprender el conocimiento de auxiliares. Como ya expliqué en entradas anteriores, el trabajo de una auxiliar es muy importante, el más humano de todos. Yo, por mi supervisora solo estuve 4 días con auxiliares, aunque durante todas mis prácticas las ayudé en todo cuanto pude, movida por el deseo de aprender más.
Chicos, estudiantes, no seamos hipócritas: no podemos "mandar" (y no me gusta esta palabra) a auxiliares si no sabemos realmente lo duro de su trabajo. Tenemos que saberlo para poder escuchar y comprender el por qué de muchas quejas que hacen. Yo las comprendo. A veces se nos puede subir la carrera a la cabeza y no somos superiores a nadie.
Como he dicho anteriormente, me pusieron con enfermeras desde un principio, y aunque realmente no aparece en los planes de estudiantes de segundo, primero en prácticas, hemos aprendido a sacar analíticas, curar, sondar, pinchar "Clexanes", preparar medicación, hacer planes de cuidados y altas de enfermería (entre otros). Gracias a pacientes derivados de otras plantas hemos conocido todos algo de otras especialidades médicas.
Hemos visto catéteres, vías centrales y toda una asignatura de productos sanitarios en la práctica.

Yo, gracias a mi planta he visto muchísimas curas y heridas quirúrgicas, mucho sondaje nasogástrico y yeyunal, mucha ostomía y mucho olor a m...
Yo, gracias a mi curiosidad, me moví por muchas partes del hospital. Preguntaba a enfermeras, auxiliares y celadoras y las acompañaba a los sitios a los que tenían que ir, si tenía suerte y era maja, me llevaban por plantas y sitios guays. Así conocí la lavandería, el almacén, la consulta de oftalmología, rayos y su funcionamiento, zona de TAC (scaner) y cómo se iba viendo e interpretando por un médico, hospital de día, UCI, pasillo de oncología, gimnasio de fisioterapeutas, depósito de cadáveres, habitación con restos de cuerpos y fetos en formol, sala en plan tanatorio y sala de autopsias. Así como cada una de las plantas donde estaban mis amigas, o de cardiología (de la quinta izquierda a la que iba si nos faltaba algún producto o fármaco).
Recuerdo un día, estando yo en mi planta con mis trencitas (tanto pacientes como compañeros me llamaban Pocahontas), vino un residente a decirme que subiera a la planta 14 o 15, porque estaba "la Cuqui" de "La que se avecina"; pedí permiso y fui a la planta de una amiga para ir a curiosear por ahí y probar suerte. Recuerdo también que entré a su control cantando y que sus enfermeros me miraron con cara de: esta chica está loca. Pero al final la vimos, y que queréis que os diga: esta actriz es una chica normal y corriente.
El hecho de rotar el primer semestre tenía sus cosas buenas, llegado diciembre tu dieta se iba al garete para pasar a incorporar bombones, turrón, mazapanes y polvorones en la rutina de tu jornada laboral y por supuesto en tus queridas nalgas y lorcillas abdominales.

Pero bueno, volviendo al caso: os animo mucho a ser cotillas. Tenéis más que ganar que perder.

Solo puedo resumir las prácticas como algo muy bonito, muy gratificante y algo que ahora mismo al recordar echo mucho de menos.


Después de casi 5 meses en los que después de 7/8 horas en el hospital te ibas a tu casa y no tenías nada que hacer (salvo si te había quedado alguna en primero y tenías que estudiar), llegaron las clases teóricas, el volver a pasar apuntes, estar concentrado, hacer trabajos y estudiar.
La famosa y aterradora farmacología se presentaba imperial ante nuestras narices.
Solo puedo comentar mi turno, 2º C, turno de tarde. Aunque alguna información es igual para los tres turnos pues profesores de fisiopatología, farmacología, clínica y microbiología eran los mismos.

Enfermería Comunitaria I: asignatura sobre enfermedades crónicas e infecciosas que más afectan a nuestra comunidad; pero también podría describirla como asignatura que nos impartió Fco. J PR sobre enfermedades crónicas e infecciosas, vacunas, porcentajes, epidemiología, ranking del mundo, tablas y gráficas, medidas de prevención (primaria, secundaria, terciaria y cuaternaria), factores de riesgo y nuestra amiga la cartera de servicios con sus criterios de buena atención.
Asignatura interesante, considerada por muchos como un coñazo debido al número tan infinito de diapositivas con millones de datos que los de las otras clases no tenían que estudiar (o en menor medida).
Profesor carismático, con problemas de "me refiero", y me explico: no había más de 3 frases que no fueran unidas por un me refiero, aunque éste en ocasiones no tuviera que ver nada con el contexto o con la cohesión de la oración.
Microbiología: bloque que pertenece a comunitaria pero que no tiene mucho que ver con ella. Además lo daba otra profesora totalmente distinta: Mari Cruz. ¿Y de qué va esta asigantura? Pues de bichos. Sí, bichos, de los que no se ven. Por aquí, por allá, están por todas partes e infectan todo. Profesora de: os doy las diapositivas, os las cuelgo (eso sí, con retraso por supuesto); y hago mis clases algo amenas, cuento anécdotas, os digo la de infecciones que podéis coger en vuestra vida, y os hablo todos los días de Estafilococo Aureus, de la extracción de analíticas de micobacterias y otros, del aislamiento y de la higiene de manos.
Buen recuerdo de la asignatura y de la profesora en general (que por cierto este fue el año en que se jubilaba). Aunque he de decir que no han sido ni una ni dos las clases en las que he salido con cierta paranoia mental sobre bichos dentro de mí.
Enfermería Clínica I: o como conocí al entrañable Jacinto, profesor que al principio es sometido a muchas críticas por su forma de dar clase, pero que es un gran hombre, un hombre bueno. Criticado ¿por qué? Porque se dedicaba a leer en clase, pero no sus diapositivas, sino unos apuntes que escondía en el atril. Todos los años recita la misma canción y sus apuntes son pasados de unos alumnos a otros de generación en generación. ¡¡Pero es más majooo!! Sus diapositivas siempre tienen animaciones que al menos te hacen sonreír (algunas son muy absurdas). Y al final del curso nos chivó una pregunta del examen, que bueno, teniendo en cuenta que el examen constaba de 60-80 preguntas (no me acuerdo), sobre circulatorio, respiratorio y cardiaco: una pregunta podría ser la diferencia.
Fisiopatología: una única asignatura, pero que parecía 4 en 1. Cuatro profesores distintos, cada uno a lo suyo, y a cada cual más variopinto. Lo siento, pero no recuerdo sus nombres. Comencemos con el profesor del híiiigado: ese que no paraba de hablar de hepatomegalia y valores analíticos. Al principio de las clases piensas que está bien repasar lo mismo siempre, pero a medida que prosigue el curso y vas a clase de una asignatura aparentemente atractiva... y ves que no avanzas en el temario, y que te va a salir el hígado por las orejas... la cosa cambia. Otro de los profesores era el señorito Dr. Tomé, creo que traumatólogo, y que nos hacía las clases muy amenas (porque se parecía a Jim carrey) sobre heridas y sus reiscencias, como coser o curar de manera puramente teórica, y que nos tenía con el corazón en un puño porque parecía que de un momento a otro, con tanta demostración sobre caídas, se iba a caer de verdad y fracturarse algo en clase. Por otro lado teníamos al profe de los viernes, que nos hablaba de petequias y púrpuras, cáncer y quemaduras, y del que tampoco recuerdo su nombre, solo recuerdo que era un hombre con una piel muy rosita, y que se ganó el mote de Babe, el cerdito valiente.
Y para que veáis que mi universidad tiene mucho caché: teníamos al mismísimo doble de Malamadre como otro profesor de esta asignatura. Solo él tenía glamour suficiente para acudir a clase en chándal, para pasar las diapositivas super rápido y quitártelas riéndose en tu cara y argumentando que si queríamos saber de verdad acudiésemos a los libros (claro, ¿para eso invierto yo mi tiempo en ir a clase? ¿Para saber que los libros tienen mucha información?). Este profesor nos hablaba del shock y del infarto de TUYOcardio, no de MIOcardio, porque él argumentaba que su corazón estaba perfectamente.
También hubo una cosa guay, que fue el seminario de primeros auxilios y RCP, que fue para muchos su primera vez en el campo de algo tan emergente como una parada cardíaca y el concepto de triage; aunque también es mi deber criticar que podría haber sido más enfermero y explicar la temática avanzada para enfermería y no quedarnos puramente en el 30:2 de cualquier soporte vital básico.
Nutrición: impartida por el genial profesor Ismael Ortuño, hombre para muchas alumnas atractivo, que contaba con el menor número de bajas de estudiantes en sus clases, porque muchas las esperaban con ansia para que se le cayeran las bragas. Pero no por eso me gustaba a mí, sino por lo buen profesor que es. Profesor ejemplar que nos enseñó mucho, que se implicó en dar las clases amenas, interesantes, pero muy bien evidenciadas por ese método científico que a tantos académicos les gusta. Implicado e interesado por nosotros, sus alumnos. En responder nuestras preguntas por muy absurdas que fueran, como qué significa destete. Aprendí mucho sobre la palatibilidad de los ácidos grasos saturados y sobre los aceites de girasol y virgen extra (entre otros más), consiguió que por fin me aprendiera las vitaminas, y por supuesto: nos hizo ver que en la nutrición la enfermera tiene mucho que hacer y que enseñar.
Farmacología: cremita fina. La asignatura temida por excelencia de toda la carrera (o al menos eso decían los cursos superiores). Con gran cantidad de profesores, cada uno con su forma particular de dar clase. Y con gran cantidad de apuntes. Pero vamos a ver señores... ¿cómo pretendéis que una asignatura anual se estudie en 4 meses? Pues dando las clases a ritmo de cohete espacial y si no te enteras te jodes o te compras mi libro para copiar y estudiarte lo que te falte. Pero sí, señores, pese a la fama que tiene: estudiando con muchísimo tiempo de antelación (meses): SÍ SE PUEDE y a la primera.
Pacheco es el profesor titular, decano de la universidad en la actualidad (lo que explica que todo el dinero en profesores se invierta en esta asignatura). Hombre que, desde mi punto de vista y aunque la mayoría piense lo contrario, explica super bien. Yo me enteraba de todo todísimo porque tiene algo especial para enseñar. O eso creía yo. Hasta que al final obtienes su libro como material de estudio (que esa es otra), y te das cuenta de que el 50% de los datos sobre efectos de los fármacos o sobre su farmacocinética, están dados mal, inventados o simplemente cambiados (por ejemplo parasimpaticolíticos por parasimpaticomiméticos). Y entonces piensas que has hecho tú para merecer eso, que la vida es muy triste y de color gris... ¡pero te acostumbras! Al final no te acuestas hasta que buscas milímetro a milímetro sus temas en el libro, comprobando y buscando errores; consiguiendo hundir tu mundo de vaguería estudiantil para trabajar todos los días con un libro como material de apoyo y ayuda. Un hombre peculiar... que no se avergonzaba en reconocer que nos mentía y reirse de ello si le apetecía.
Alfonso Meneses, su discípulo. Otro al que considero uno de los mejores profesores que he tenido. Con su voz peculiar conseguía explicarnos el tema que le tocara, sin prisa pero sin pausa. En una hora sin correr, sin hacer que nuestra mano acabara con agujetas y con callos. Sin mentir. De hecho fue el que mejor se portó con nosotros en el examen. Muy adorable también.
Ana Rivas, o la cuqui falditas. Siempre la recordaré. Nos dio únicamente tres clases (puede que alguna más). Nos dió todo aquello que le daba asquito, mucolíticos, diuréticos y fármacos para el estreñimiento y la diarrea. Nos dijo que ella nos daba la farmacocinética, pero que no nos aprendiéramos los valores porque existen muchos fármacos, es pura memorieta, y al final siempre acabas consultándolo en las guías. Inocente de mí, me estudié toda la farmacocinética de todos los fármacos, menos los que dió ella. Ahora imaginad qué preguntó en el examen...
Esther, la correcaminos. Hablaba tan rápido que una clase suya era una tortura. Por supuesto no repetía nada. Por suerte le tocaron los temas más interesantes y captaba tu atención. Siempre nos decía: el examen no es difícil pero tenéis que estudiaros todo: sin dejaros ni un tema.
Emilio, nos dió los aspectos generales de la farmacodinámica y los fármacos que se utilizan en las patologías coronarias. Este hombre también nos ayudó un poquito, por fin alguien nos colgaba las diapositivas y nos mantenía en un ambiente más relajado en clase, completando las diapositivas con sus explicaciones.
Luego había otra mujer, la cual no recuerdo su nombre, que nos dió únicamente los antihistamínicos y un seminario, por tanto, no puedo hablar mucho de ella. Solo que era muy muy seria.
Y me dejo a la mejor para el final (entiéndase la ironía): la de antibióticos. También nos mentía, pero esta es de las que van por la espalda y te ponen su sonrisa más encantadora. Famosa porque, de un examen de 100 preguntas sobre farmacología (donde hasta no contestar te resta), al menos 20 eran solo de antibióticos. Y no penséis que eran preguntas facilonas... ¡no! hasta estudiando te cuesta contestarlas. Y os lo dice una servidora, que pese a los consejos que recibí sobre: no estudies antibióticos, es imposible contestarlas, caen muchas preguntas y son jodidillas, céntrate en todos los demás temas a la perfección...; pese a todo a ello yo me lo estudié y yo misma me quedé a cuadros cuando leí las preguntas. Luego relacionas, sacas datos y acabas contestando la mayoría, pero telita telita. Avisados quedáis. A esta mujercilla también la recordaré cuando, estando yo repasando todo lo estudiado a dos días antes del examen... recibo una notificación al campus virtual de esta señora, en la que nos adjuntaba unas hojas sobre antituberculosos que NO habíamos dado en clase y que ¡entraban en el examen... a dos días de su realización! ¡!¡!¡ Por supuesto, os confirmo aquí que hubo una pregunta de ello.


Con esto y algo más, acabamos un año en el que por fin dábamos asignaturas relacionadas con nuestra ya comenzada práctica asistencial, esperando ansiosos que llegara tercero y un camino nuevo que continuar.

lunes, 4 de agosto de 2014

De margaritas y amapolas

[Textos encontrados haciendo limpieza, procedentes de cualquier día entre finales del 2010 y principios del 2011].

Tan solo tres días pueden cambiar tu futuro

Muchos sabios del pasado y del presente dicen que el destino ya está escrito. ¿Acaso ya estaba escrito lo que viví y lo que viviré?  Amigo, eso no lo sabe nadie.
Un día te levantas y no eres consciente de lo que va a pasar. Tu vida es rutinaria y sin embargo, ese día es diferente. No sabes por qué,  pero haciendo lo mismo,  has conseguido algo.
La vida es bella, pero solo dura dos días,  tiene demasiados misterios y solo piensas en seguir adelante y dejar que éstos se muestren ante ti.

Sin título / Título "bicho raro" tachado

Cuando entre un campo de margaritas ves una amapola, tu mirada se centra en dicha flor roja. No es más importante que las demás flores, ni mejor, simplemente es diferente.
La gente común aprecia las margaritas. La conquistan, pueden alcanzarlas y cogerlas. ¡Hay tantas!
Muchas admiran la belleza y la quietud de la amapola, pero no pueden llegar a ella, es solo mera contemplación.
Solo el verdadero interesado intenta comprender la soledad de ésta y la rareza, y sube al campo para poder tocarla,... y verdaderamente apreciarla.

martes, 22 de julio de 2014

Cuestión de principios

El ser humano fiel a sus principios está en peligro de extinción.

Hoy, sin tenerlo planeado, he leído la primera entrada que escribí en este blog. Tan llena de rabia, tan llena de inocencia a su vez, tan llena de mi. De cómo pienso, de cómo siento.
Fue escrita en 2011, hace casi 3 años; y prácticamente a día de hoy escribiría exactamente lo mismo, tan llena de rabia como entonces.
Efectivamente no soy tan especial ni tan única. Pero... entonces ¿eso quiere decir que entonces no he evolucionado nada? No, tampoco es eso. Recientemente estoy dando pasos de gigante frente a los pasitos de tortuga de antes. Y eso es la fuente de mi orgullo propio pero también de mi preocupación.

Orgullo porque es bueno evolucionar. Porque por mi forma de ser me parecía casi imposible, lo cual es una tontería, porque siempre se evoluciona aunque no nos demos cuenta.
El paso del tiempo, las vivencias y experiencias vividas, la sociedad y la gente con la que te rodeas te hace evolucionar, y también TÚ mismo.
Preocupación porque esto mismo hace que me pregunte si entonces sigo siendo fiel a mis principios.

Los principios de las personas son su esencia, su patrón para actuar, los pasos a seguir, aquello que nos diferencia los unos de los otros.
Para mí son muy importantes.
Actuar sin principios o lo que es peor, ser infiel a los mismos; me dejaría una mancha en mi conciencia que tendría que limpiar. Pero si estos principios, que son distintos entre las personas, chocan con los pensamientos populares; entonces, te encuentras entre quedar bien con los demás o decidir no traicionarte a ti mismo. Es complejo, es difícil. Pero no todo en esta vida consiste en seguir el camino fácil.

A veces me pregunto por qué tengo que ser tan rara. Por qué tengo que pensar siempre de otro modo. Por qué soy tan fría y a veces tan sentimental. Por qué me gusta cuidar a los demás, por qué quiero y creo en las personas...

A veces, solo a veces... me gustaría ser algo más normal en las relaciones interpersonales y pensar como los cánones de la sociedad, los movimientos populares...
...pero entonces dejaría de ser yo (de mis principios).


sábado, 24 de mayo de 2014

Anécdotas anticipadas.

Escribo ahora con la mente más fría que el día que viví las emociones que a continuación voy a contar.
Me siento muy feliz en estos momentos, mis prácticas en el Gregorio Marañón han sido muy gratificantes y he aprendido gran parte de lo que soy y de lo que soy como enfermera.

Por fin conseguí aquello que tanto había deseado: rotar por urgencias, en una rotación de duración de más de 2 meses; donde he visto cosas impactantes y que realmente te hacen pensar y vivir emociones, actuar rápido y tener que relacionar muy bien la teoría con la práctica.

Tanto tiempo de prácticas te hace sentirte integrado, ser una más y participar de todo el entramado asistencial y profesional. Pero el otro día mis compañeras de la universidad Rey Juan Carlos terminaron sus prácticas. La gente se empezó a despedir de mí como si yo también acabara y entonces me di cuenta de que solo me queda una semana. Una semana para acabar aquello que me gusta de verdad y que no sé cuando volveré a realizar.

Por primera vez (aunque mi madre dice que todos los años me pasa lo mismo), no quiero acabar. No tengo ganas, ni siquiera un poquito, de vacaciones ni de terminar mis estudios... No entiendo cómo puede haber compañeras que desean terminar ya. Se que es el final de una etapa para dar lugar a otra que probablemente sea mejor: en la que gocemos de más autonomía y cobremos por lo que hacemos. 
Pero, como he dicho, por primera vez me siento integrada como enfermera aún siendo alumna, porque me queda mucho pro aprender, pero puedo valerme por mi sola. Porque adoro el hospital, adoro mi profesión y mi trabajo: ¡sobre todo en la urgencia! Y solo me queda una semana... para dar paso a la incertidumbre de cuando volveré a trabajar con las personas enfermas que tanto me gustan (no me gusta que estén enfermos, pero puesto que lo están, me gusta cuidarlos), y de la incertidumbre de cuándo volveré a sentirme tan especial al lado de un equipazo profesional.

Se acaba... se acaba ser alumno de grado y estar de prácticas para siempre. 


jueves, 24 de abril de 2014

De polos opuestos

Me queda mucho por ver y aprender, pero mientras tanto, he aquí otra historia.
Quería dejar reflejado aquí dos casos muy opuestos, con cierto grado de similitud, y que después de todo lo que he visto he de confesar que es lo que más me ha impactado. No impactar de eso que te hace llorar, no. Todavía no ha llegado el caso, y eso, señores y señoras, sería otra historia. Es impacto de ese que te hace pensar, reflexionar sobre tu vida.


Me encantaría contarlo todo con más detalle pero por respeto a la Ley de Protección de Datos, y sobre todo a las protagonistas de este relato real y auténtico, voy a contar la base de mi por qué moral.

Sucedía en la urgencia, paciente de 16 años que entraba por intento autolítico. Se había tomado 6 cajas de medicación con efecto en el SNC, ademas de cortes en miembros superiores e inferiores. Solo 16 años... no toleraba tratamiento y vomitaba el carbón activado. Era una escena muy impactante, tan joven, tan frágil y tanto sufrimiento. Sentí lástima. Me pregunté por qué alguien tan pequeño, que tiene muchas oportunidades en esta vida, decidía acabar con su vida. [¿Cuáles son los motivos que te impulsan a esa situación? Me parece complejo, y excluyendo llamadas de atención; pienso que tienes que estar al límite de la desesperación para afrontar y sobre todo tener el valor para intentar ponerle fin a una vida cuando todavía se tiene mucho que vivir].
El otro polo opuesto, y caso más impactante aún, lo vi cuando fui a la UVI a hacer una visita a una compañera del gremio. Este caso me impactó porque vi a la chica en sus fotos, de cuando estaba bien, de cuando era feliz, de cuando sentía. Tras hacerlo miré la cama una vez y otra vez las fotos, y así estuve mucho tiempo. ¿Era la misma? 
Ese rostro tan bello e inexpresivo había sonreído a la cámara tiempo atrás, había sonreído a la vida. Y por injusticias de la vida (ajenas a otras personas o a accidentes), en 24 horas una hemorragia cerebral la dejó dependiente total para las AVD, sin habla, con deterioro cognitivo.

Y es entonces cuando pienso ¡que injusta puede ser la vida a veces!
La misma edad, una sin ganas de vivir pero viviendo; la otra, con ganas de vivir: una vida por delante de sueños sin cumplir y sin poder hacerlo.

En temas de salud una nunca sabe cuando va a pasar algo malo. De repente estás bien y en un momento todo cambia y tu mundo se vuelve patas arriba. Lo sufres tú y sufre tu círculo más cercano.
Siempre intento ser positiva y trasmitir alegría y no pienso dejar de hacerlo. Sin embargo a veces cuesta hacerlo cuando ves que criaturas tan nobles y pequeñas pueden pasar por cosas por las que nadie debería pasar nunca. 

Mi pensamiento es el siguiente:
-¿Para qué ahorrar tanto si quizá no lo podrás disfrutar? ¿De qué sirve estar enfadado con alguien? La vida es efímera, así que se feliz, haz feliz a los demás. HAZ QUE POR LO MENOS MEREZCA LA PENA

martes, 8 de abril de 2014

Con B de "Baliente"

Por fin llegó ese día que estábamos esperando todas.
Nos mantuvimos a la sombra, en la oscuridad, como un gato al acecho esperando su oportunidad. Y por fin ha llegado.

Bajo esa coraza de alegría, de mujer dura y fuerte que puede superar cualquier cosa sin ayuda, aquella a la que yo admiré por volver a su vida cotidiana tan pronto y por ser tan luchadora; bajo esa coraza, digo, han pasado muchos meses. Meses de perspectivas de futuro, de no mirar atrás, de evitación y extrema ocupación. Pero no eras valiente por entonces y te echábamos de menos. 

Yo creo que te admiramos, no por tu gran poder de seguir adelante, donde desde luego tienes un sobresaliente. Te admiramos porque bajo esa coraza se esconde alguien que tiene sentimientos y que por primera vez ha dejado aflorar algo que sentía desde hace mucho y que no quería sacar a la luz. Porque ser valiente no es cosa de caballeros con armaduras: ser valiente es de acciones pequeñas, de personitas pequeñitas que luchan por superar miedos, por plantar cara a las verdades.

Te admiramos, te admiro yo al menos, porque esta vez, algo tan natural y humano: unas lágrimas, han demostrado efectivamente que eres MUY VALIENTE.

Te queremos muchísimo. 

Como decía, al gato le ha llegado su oportunidad, pero no para atacar. Ha llegado el momento de salir nuevamente a la luz para mimar y dejarse mimar, para ronronear y respirar tranquilidad.
Los gatos pueden hacer mucha compañía. 

Pero a diferencia de éstos, nosotras, humanas, AMIGAS tuyas: ahí estaremos: pase lo que pase.

TE ADMIRAMOS, TE ACEPTAMOS, TE QUEREMOS.

sábado, 1 de marzo de 2014

Superar los miedos ¿será posible?

Creo que la señora del invierno va a volver después de largos meses sin publicar nada. Creo que es el momento perfecto para volver a abrir aquello que con tanto cuidado cerré bajo llave de hielo y negación.