No voy a borrar la entrada de ayer, porque hacerlo sería como traicionarme a mí misma y a los sentimientos que afloraban sin cesar...
Pero particularmente, lo bonito de la vida es que ésta te da muchísimas sorpresas (muchas de ellas tristes y malas) y da muchas vueltas... y resulta que se producen acontecimientos que te hacen poner los pies en la tierra y valorar todo aquello que tienes.
Porque quizá no soy la mejor en nada, quizá no estoy en la lista número 1 cuando hay problemas, quizá no soy suficientemente buena ni lista... PERO SIGO EN PIE. Sigo regalando sonrisas (y quebraderos de cabeza), sigo ofreciendo mi ayuda y mi mano... y si algo me sale mal PUEDO CONTARLO.
Porque al final... la vida son dos días. Es corta. Es efímera. Y centrarse solo en tonterías de niña chica, tonta y caprichosa, es absurdo.
No me voy a rendir... porque lo importante es vivir. No hace falta ser el mejor en todo, no importa cuantas veces caigas si puedes seguir levantándote cada mañana y ver un nuevo amanecer.
No, no quiero ser la mejor. No quiero ser tan egocéntrica... ¿Sabéis lo que quiero? Derrochar AMOR en cada minuto que pase con la gente. Porque al final, nuestro destino va a ser el mismo... y yo, yo prefiero hacer sentir a la gente bien.
Quizá por cosas como las de hoy me encanta mi profesión, quizá simplemente por eso... me gusta mi especialidad. Aunque la vida sea muy injusta, aunque a veces nos rindamos y aunque a veces nos pongan a prueba. SIEMPRE QUE PODAMOS DEBEMOS SEGUIR INTENTÁNDOLO.