martes, 18 de octubre de 2011

Un final aparentemente feliz (Engracia 2ª parte).

Sí, finalmente Engracia salió adelante y fue dada de alta hace dos días.
Hay que clarificar que esta mujer tan entrañable se fue con una sonda vesical y una ileostomía un tanto peculiar. Pero después de todo lo que ha pasado, la verdad es que eso no es nada. Se va con un recuerdo anatómico nuestro del hospital: las úlceras por presión. Pero lo que más me soprendió es su reacción cuando le dimos la noticia (días antes) de que la mandaban a una residencia donde iba a ser muy respetada. Engracia no se quería ir.
-Me he sentido todo este tiempo como una reina. Me habeis tratado muy bien, y siempre que se me abría una bolsa o había fugas, siempre habeis venido con vuestra mejor sonrisa. No me lo merezco, y me da lástima daros tanto trabajo. Seguro que he sido vuestra peor paciente por daros tanto trabajo con todo lo que ya teneis aquí.

Lo que ella no sabía era que lo hacíamos con todo el gusto del mundo. Y que, de forma personal, ha sido una de las mejores pacientes/personas que he conocido.

Los últimos días nos confesó que, cuando ingresó (lo hizo de urgencia y con una situación poco compatible con la vida) estando ella en la cama, casi inconsciente, escuchó como decían los médicos: La señora Engracia ------ ----- va a morir, apenas tiene posibilidades de vida.
Nos confesó las ganas que tenía de vivir, y que ello no le asustó, sólo la animó a seguir hacía delante. "No quiero morirme todavía".

Lo que está claro es que esta mujer es una luchadora nata. Es muy díficil pasar por todo lo que ella ha pasado sin derrumbarte, y esta mujer no lo ha hecho, o al menos ha sido tan humilde de no aparentarlo para ahorrar molestias. (Molestias que en realidad no lo son).

El día que le dieron el alta fue algo muy significativo. Jamás había visto, en mi mes y pico de prácticas, una despedida así. Unas compañeras mías (estudiantes de auxiliar) que la tenían muchísimo cariño fueron a la floristería y le compraron una rosa. Y allí estaba ella, en su cama, despiéndonos con sus finos brazos que antes era incapaz de mover, saludando, con una gran sonrisa en la boca, perfecta con su dentadura, y su rosa agarrada con firmeza sobre el pecho. Todo el personal de la planta en la puerta, despidiéndose con gran afecto. Muchas batas blancas y verdes le dábamos la despedida.

Fue muy bonito.

Ahora su habitación está ocupada por dos nuevas pacientes con sus respectivas historias. Pero lo que está claro es que esa habitación no será lo mismo sin ella.

1 comentario:

  1. Joe, la verdad es que cuando me dijiste que estaba mejor hasta me alegré, me hablabas tanto de ella :)

    La verdad es que en el hospital hay de todo, pero a mi me merece la pena solo por algunos que son unos soles

    sigue contándome tus aventuras! :P

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